jugando a no crecer

"Si Peter Pan viniera a buscarnos, no den la luz, no vaya a descubrir que le hemos traicionado y hemos crecido demasiado."

miércoles, 5 de noviembre de 2008

esperando que se abra el cerrojo...

Tengo el corazón enjaulado,
deseando que aparezca la llave para quererte hasta que me duela el pecho.

"Hoy es un día nublado"

Sin buscarlo, me encontré con esto en la red, por si alguien se cuestiona si las nuevas tecnologías reemplazarán algún día a las maestras/os...
La tecnología educativa no nace con el uso de la computadora en el aula. Una mirada nostálgica al uso del pizarrón y la tiza nos permite reencontrar la trascendencia de la tarea docente y la convicción de que no hay recurso, por eficiente que sea, que reemplace la mirada, la voz y los sueños de los maestros:
"Siempre vieron mi fondo negro. Alguien sugirió que si me pintaban de verde, la vista de los alumnos estaría más descansada. Tal vez. Las tizas me recorrieron siempre hasta lo que la altura de los docentes lo permitía. De tantos cálculos combinados y análisis sintácticos escritos en mi piel rugosa queda sólo el polvo blanco que el borrador dejaba caer en cada cambio de hora. El maestro que se atrevía a dibujarme un paisaje, con todos los detalles y las tizas de color de que disponía, encendía siempre los ojos de los más chicos.
Ecuaciones, abecedarios y reglas ortográficas. Poesías, oraciones unimembres y cuadros sinópticos. La tabla del 7, las regiones geográficas y los problemas de regla de tres simple. Cada hora un tatuaje distinto sobre mi piel rugosa. Fecha y fechas. Números de ejercicios y "Hoy es un día nublado" con la cara aburrida de un sol casi tapado por un nubarrón gordo. Siempre listo y en silencio. ¿Quién más que yo supo la intimidad de cada clase? Alumnos preferidos y denigrados. Preguntas curiosas. Gestos casi heroicos en el ejercicio de la docencia. Pero también vi alumnos humillados y muchos llantos en un rincón escondido del aula. Risas. Promesas de un año lectivo intenso y aprovechado al máximo. Objetivos perfectamente logrados. Otros años vi los mismos ejercicios del año anterior copiados de la misma carpeta didáctica con la misma cara de aburrimiento.
Muchachas jóvenes ensayaron sus letras de maestra con pulso tembloroso y animado a la vez. Buscaban la caligrafía que sólo les daba mi amplia superficie. "¿Por qué todos los maestros tienen la misma letra en los pizarrones?", preguntó alguna vez un petiso de flequillo rebelde sin lograr una respuesta convincente de su maestra. Yo tampoco la tenía.
Debo decir que mi nombre proviene de una familia de prosapia relacionada con la geología ¿La geología? Sí, señor. Algunos dicen que la palabra pizarra proviene del latín fissus [...]
Me dicen también "encerado" y soy a menudo un cuadro encerado (aunque no lo crean, en algunas partes soy de hule o lienzo barnizado de negro) y, la más de las veces, soy de madera pintada.
A comienzos de este siglo muchas aulas estaban rodeadas por hermanos míos. Es decir, no ocupaba solamente el lugar de privilegio al frente de la clase, sino que también ocupábamos las paredes laterales del aula. ¿Para qué tantos pizarrones? Los nuevos tiempos exigían bastante trabajo de los chicos y mayor actividad del alumno. Para eso yo era una herramienta fundamental, y tenerlos ocupados en prácticas de cuentas o dictados a muchos alumnos a la vez, era una costumbre muy frecuente, ya que en los laterales de las aulas podían ubicarse muchos chicos que practicaran dictados, multiplicaciones o divisiones por tres cifras. Lo que fuera...
Y aquí me ven, todavía disfruto de buena salud. ¿Que la tecnología me puede desplazar? No lo creo. Ahí tienen, para botón de muestra, a mis sobrinos electrónicos. A mis primos de formica, para que las tizas descansen un poco y para que trabajen los plumones. Allí andan dando vueltas otros que permiten tener copia en papel de lo que se ha escrito sobre ellos.
¿Tizas digitales? ¿Encerados de vidrio? Quién sabe. Hacia allá vamos. Nosotros somos lo de menos porque... ojo... lo que es ¡reemplazable es quien escribe sobre nosotros. Aquí no pueden faltar alumnos. Y... por más que algún tecnólogo quiera reemplazarlos, no pueden faltar los docentes. De ellos, o por ellos y para ellos es todo nuestro trabajo. Nosotros somos testigos mudos de lo que ellos hacen. No tenemos palabras ni ideas. No somos el centro de sus universos. Lo son ellos. Por más chips y pantallas de cristal líquido que nos instalen. Lo más importante seguirá siendo el color de sus sueños sobre cualquiera de nosotros. Y esos sueños brillan tanto sobre una pizarra descascarada como sobre un monitor de última generación. No habrá corazón digital que lo reemplace."

8ch8

Soy de las que guardo todo, tengo cajas y cajones llenas de cosas absurdas pero que tienen un significado aunque a veces cuando vuelvo a ellas ya ni lo recuerde.

No soy una persona de favoritos ni preferidos, me cuesta decir qué tipo de música me gusta, cual es mi color, mi libro, mi canción, mi película, mi comida... No suelo tener un prototipo de casi nada y mis gustos son muy amplios en general, pero me gusta el número ocho.

Bien, pues esta tarde buscando unas fotos, encontré algo que una vez leí y como tantas cosas, guardé. Es sobre el número ocho. En aquel momento me pareció muy bueno, y aunque hoy no me lo parece tanto, me gusta releerlo y ver en qué he cambiado.

Desconozco el autor, porque está sin firmar, pero dice así:

"Mi número es el ocho. Si preguntas, la mayoría elige el siete, el tres o, los que van de transgresores, el trece. El ocho no está muy solicitado. Por eso es mi número. Porque es un número por descubrir. El que va después del viejo número de la suerte y antes del repelente sobresaliente. Un número regido por Saturno, implique eso lo que implique. Dicen que es el número del éxito y del poder, que está lleno de energía. No sé... a mi me gusta y, bueno, parece no tener malas cualidades... si crees en esas cosas.

Es el número de la octava maravilla, esa que cada cual imagina como quiere, el número que está en mi formato de película preferido y el número de ruedas de mis patines. Un número fantástico para pequeñas fiestas memorables. Ni excesivo ni excaso. Y par. Importante a la hora de establecer equilibrio de sexos (no es una tontería). Ya sé que "Con ocho basta" fue el nombre de una serie de televisión "made in USA" que se basaba en lo sobrado de la cifra. Pero se trataba de hijos, una imprudencia antológica incluso para finales de los setenta. Ni siquiera hoy cabrían en la mayoría de monovolúmenes.

El ocho es un número de cintura estrecha, un número de una cierta chulería. Un número lleno de curvas que se insinúa, que se ondula y se desliza, que esquiva y sortea. Un número con sensualidad. Pero basta darle un cuarto de vuelta para descubrir su faceta más espiritual. De repente, su serpenteo y su seducción se transforman en profundidad e infinito. El ocho ya no es más ocho, es algo inabarcable que se escapa a nuestra comprensión. Dos caras de la misma moneda. Me gusta el ocho."

martes, 4 de noviembre de 2008

yo te cuido, Peter

Me encanta esta canción aunque no esté del todo de acuerdo con la letra. Tenía que ponerla.
Peter, conmigo sabes que puedes quedarte.
"Un día llega, mira calma, mi Peter Pan hoy amenaza aquí hay poco que hacer. Me siento como en otra plaza, en la de estar solito en casa, ¿será culpa de tu piel?.
Será que me habré echo mayor. Que algo nuevo ha tocado este botón para que Peter se largue. Y tal vez viva ahora mejor más a gusto y mas tranquilo en mi interior, que campanilla te cuide y te guarde.
A veces gritas desde el cielo queriendo destrozar mi calma. Vas persiguiendo como un trueno para darme ese relámpago azul.
Ahora me gritas desde el cielo pero te encuentras con mi alma, conmigo ya no intentes nada parece que el amor me calma.. me calma.
Si te vas muy bien
llevate la parte que me sobra a mi Si te marchas viviré
con la paz que necesito y tanto ansié.
Mas un buen dia junto a mi, parecía que quería quedarse aquí, no había manera de echarle.
Si Peter no se quiere ir la soledad después querrá vivir en mi, la vida tiene sus fases... sus fases.
A veces gritas desde el cielo queriendo destrozar mi calma. Vas persiguiendo como un trueno para darme ese relámpago azul.
Ahora me gritas desde el cielo pero te encuentras con mi alma, conmigo ya no intentes nada parece que el amor me calma...
Cuando te marches creceré, recorriendo tantas partes que olvide. Y mi tiempo ya lo ves, tengo espacio y es el momento de crecer.
Si te machas viviré con la paz que necesito y tanto ansie.
Espero que no vuelva más que se quede tranquilito como esta, que ya tuvo bastante. Fue tiempo para no olvidar la zona mala quiere ahora descansar que campanilla te cuide... y te guarde."
El Canto Del Loco